11 de Junio, 2024
¿Qué hacer, cómo y cuándo?
Para prevenir enfermedades dañinas existe la vacunación: una forma sencilla, inocua y eficaz de protección contra infecciones. Las vacunas activan las defensas naturales del organismo para que estas aprendan a resistir a gérmenes específicos, además de fortalecer el sistema inmunitario.1
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, las vacunas infantiles salvan la vida de 4 millones de niños cada año.1
¿Cómo actúan las vacunas en nuestro cuerpo?
La vacuna reconoce al microbio invasor (por ejemplo, un virus o una bacteria); genera anticuerpos, que son proteínas que nuestro sistema inmunitario produce naturalmente para luchar contra las enfermedades; y recuerda la enfermedad y el modo de combatirla. Así, si en el futuro nos vemos expuestos al microbio contra el que protege la vacuna, nuestro sistema inmunitario podrá destruirlo rápidamente antes de que empecemos a sentirnos mal.1
Las vacunas contienen solamente microbios (como virus o bacterias) muertos o debilitados, por lo que no causan enfermedades ni complicaciones y aún así ayudan a nuestro sistema inmune a producir anticuerpos. Debido a esto son tan efectivas, ya que en vez de tratar una enfermedad cuando esta aparece, evitan que nos enfermemos. 1
¿Cuánto tiempo dura el efecto?
Las vacunas nos protegen durante toda la vida y en diferentes etapas de esta, desde el nacimiento, la edad infantil, durante la adolescencia y la edad adulta.1
Tras la administración de una o más dosis de una vacuna contra una enfermedad concreta, quedamos protegidos contra ella, normalmente durante años, décadas o incluso para toda la vida.1
Retrasar el momento de vacunarse es correr el riesgo de enfermarnos gravemente. Si esperamos a hacerlo hasta arriesgarnos a exponernos a una enfermedad (por ejemplo, durante un brote), puede ser demasiado tarde para que la vacuna actúe y para recibir todas las dosis recomendadas.1
¿Cuándo hay que vacunarse?
Durante unos tres meses después del nacimiento, los bebés también pueden obtener cierta protección contra las enfermedades a las que su madre biológica era inmune o mediante las vacunas que su madre biológica recibió. Sin embargo, las vacunas garantizan que el bebé obtenga la máxima protección posible de forma segura y ayudan a evitar que los bebés y niños trasmitan infecciones a otros.2
Muchas escuelas exigen que los niños estén vacunados para asistir a clase o a las guarderías extraescolares antes o después del horario escolar. A esta edad, aquellos que no tienen las vacunas al día corren el riesgo de contagiarse y trasmitir con más facilidad algunas infecciones. Esto puede llevar a complicaciones de salud y pérdidas de tiempo de aprendizaje para el niño.2
Por otro lado, el envejecimiento aumenta el riesgo de enfermarse de gravedad, ya que el sistema inmune responde de forma más lenta a las infecciones y a las vacunas y desafortunadamente, las personas no dejan de estar expuestas a infecciones en ningún momento de la vida.2
Durante el embarazo, la vacuna contra la influenza, el COVID-19 y la vacuna contra el tétanos, la difteria y la tos ferina ayudan a evitar estas enfermedades (y sus complicaciones). Además, protegen a los recién nacidos antes de que puedan recibir vacunas.2
Existen dos principales razones para vacunarse, para protegernos a nosotros mismos y proteger a las personas que nos rodean. Ya que no todas las personas pueden vacunarse y al protegernos nosotros evitamos contagiarles enfermedades que se pueden prevenir mediante vacunación.1
Consulte a su médico.
GCMA: PP-UNP-MEX-0820