03 de Febrero, 2023
Los TEA (trastornos del espectro autista) se refieren a aquellas alteraciones en el desarrollo que pueden provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales, especialmente en niños y jóvenes en pleno crecimiento. Hoy en día, los TEA abarcan un diagnóstico más amplio que solo el autismo, ya que incluyen también a las personas con síndrome de Asperger; variante menos severa del autismo, cuyos síntomas incluyen falta de empatía y problemas de comunicación, aunque por lo habitual se trata de sujetos altamente inteligentes y funcionales.1
El sueño, por su parte, es uno de los actos fisiológicos más importantes del ser humano. Se trata de una función biológica fundamental de la cual depende nuestra salud y bienestar, tanto físico como mental y emocional. Los trastornos del sueño, como el insomnio o la apnea, traen consigo graves consecuencias físicas y psicosociales, que pueden exacerbar en el caso de personas con enfermedades médicas y trastornos psicológicos. Diversos estudios reportan el impacto negativo de las alteraciones en el ciclo sueño/vigilia en niños y/o adultos con TEA, principalmente porque agravan la presentación de los síntomas cognitivos y/o comportamentales preexistentes. 2,3
Trastornos del sueño
Los trastornos del sueño representan un problema muy común, especialmente en los países occidentales industrializados. Diversos estudios epidemiológicos señalan que la prevalencia de trastornos del sueño en la población general se sitúa entre 20% y 30%.2 Entre las principales afectaciones de sueño en niños con autismo se destacan: insomnio, inicio demorado del dormir y los despertares nocturnos.5
En los niños, el insomnio se define como un retraso en el inicio del sueño (latencia del sueño) de más de 30 minutos por noche, en promedio, y/o frecuentes despertares nocturnos prolongados con un funcionamiento diurno deficiente. Este despertar nocturno prolongado altera la eficiencia del sueño y afecta negativamente el aprendizaje y rendimiento cognitivo.3 También se ha demostrado que la privación del sueño perjudica el rendimiento verbal, motoro y visuoespacial de los niños con TEA.5
Los sujetos con insomnio sufren de mayor deterioro funcional, pérdida de productividad y tienen problemas de atención y concentración, deterioros de la memoria y menor habilidad para efectuar algunas tareas diarias o relacionarse a nivel interpersonal.2 La presencia de problemas de sueño en niños con TEA tiene un impacto considerable en su comportamiento diurno y en los procesos de aprendizaje, que son importantes en los primeros años de vida.5 Por ello, es importante identificar cualquier dificultad al dormir en niños con TEA, para así evitar que estas conductas permeen en el acontecer diario del hogar.4
Recomendaciones
Se ha documentado que tratar el insomnio puede mejorar el sueño en estos casos. Las intervenciones conductuales son una alternativa simple, segura y eficaz que parecen producir efectos más sostenidos que la farmacoterapia.2
Las intervenciones educativas del sueño (o higiene del sueño), han demostrado ser métodos seguros para reducir la persistencia de los trastornos del sueño, aunque en casos de niños con TEA puede ser necesario realizar algunas modificaciones y mostrar algo de creatividad.4
Finalmente, vale la pena mencionar el impacto negativo que tiene el uso de aparatos electrónicos hasta altas horas en la noche, así como la exposición a la luz artificial de televisores o dispositivos móviles, pues estos suelen producir un aumento en la activación fisiológica y el establecimiento de un estado de alerta constante.5
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GCMA: PP-UNP-MEX-0576
