13 de Abril, 2023
En el contexto tradicional, la meditación se refiere a una variedad de técnicas mentales diseñadas para mejorar la concentración, aumentar la atención en el momento presente y familiarizarse con la naturaleza de la propia mente. Su práctica promueve la relajación, reduce el estrés y calma la mente; puede ayudar a lograr un estado de mayor conciencia, reducir el sufrimiento percibido y aumentar la felicidad.1
De entre los diversos tipos de meditación que existen, la mayoría tiene cuatro elementos en común: se llevan a cabo en un lugar tranquilo, con la menor cantidad de distracciones posible; se adopta una postura específica y cómoda; se centra la atención en un elemento en particular, y se desarrolla una actitud abierta que permite a las distracciones ir y venir, sin juzgarlas.2
¿Cuáles son las principales técnicas para meditar?
La meditación se remonta al año 5000 a. C. y si bien está asociada a las filosofías orientales, en las últimas décadas se ha incrementado su práctica como actividad terapéutica. De manera general y más contemporánea se puede clasificar en:1
- Atención enfocada o samatha: el practicante se concentra en la respiración, en un objeto, sensación, pensamiento o palabra repetida llamada “mantra”. Si la mente se distrae, se aprende a llevarla de regreso al momento presente.
- Meditación consciente: abarca diversas técnicas utilizadas para crear conciencia y comprensión mediante la atención enfocada, la observación y la aceptación de todo lo que surge en el pensamiento, sin juzgar.
- Meditación introspectiva: también llamada vipassana, que significa “ver las cosas como realmente son”. Enfatiza la conciencia de la respiración, centrándose en el aire que entra y sale por la nariz. Enseña a etiquetar los pensamientos y experiencias a medida que surgen.
- Meditación de bondad amorosa o metta: se cultiva un sentimiento de benevolencia hacia sí mismo y hacia los demás.
- Meditación védica: se basa en un mantra, donde el pensamiento repetido de una palabra se usa para relajar y aclarar la mente.
La mayoría de estas técnicas se practican por 20 minutos o más, una o dos veces al día, y pueden usarse para aumentar la concentración, la percepción y la conciencia del momento presente.1
¿Cuál es la evidencia que apoya sus beneficios?
Casi dos décadas de investigaciones en más de 20 universidades han permitido identificar los efectos de la meditación en el cerebro. La mayoría de las técnicas se relacionan con regiones cerebrales que regulan la atención y la emoción.1
El cerebro adulto puede cambiar a través de un proceso llamado neuroplasticidad, en el que nuevos circuitos o neuronas pueden desarrollarse. Los estudios del funcionamiento y la estructura del sistema nervioso sugieren que la meditación puede tener efectos duraderos en el cerebro que, a su vez, aportan beneficios tanto para el organismo como para la prevención de enfermedades cardiovasculares.1
Algunas investigaciones sugieren que meditar puede reducir la presión arterial, las manifestaciones del síndrome del intestino irritable, los episodios agudos de colitis ulcerosa, la ansiedad, la depresión y el insomnio. Su efectividad para el dolor y como tratamiento para dejar de fumar aún es incierta.2
¿Quién puede meditar?
Por lo general, se considera que la meditación es segura cuando no existen problemas previos de salud. Sin embargo, las siguientes consideraciones deben tomarse en cuenta:2
- Es posible que algunas limitantes físicas impidan la participación en determinadas prácticas que impliquen movimiento.
- Si hay condiciones de salud física o mental, se debe consultar a un médico antes de comenzar una práctica de meditación.
- La meditación no debe reemplazar la atención convencional o ser una razón para posponer una consulta médica.
- Si se está considerando tener un instructor, se debe averiguar su formación y experiencia. Es recomendable hacerle saber si existe alguna condición de salud previa.
Consulte a su médico
GCMA: PP-UNP-MEX-1383