23 de Junio, 2023
El crecimiento humano está influenciado por las interacciones entre diversos factores, incluyendo los genes, la raza, el peso al nacer, las hormonas, la nutrición y el medio ambiente.1
En los niños, el crecimiento se puede dividir en tres periodos: los dos primeros años de vida, la prepubertad y la pubertad. Durante los dos primeros años de vida, la velocidad de crecimiento y el aumento de peso disminuyen rápidamente, mientras que antes de la pubertad, la tasa de crecimiento se mantiene relativamente lenta, pues niños y niñas crecen entre cinco y seis centímetros al año, con un aumento de peso promedio anual de 2.5 kg.1
Las necesidades de nutrientes de un niño van de acuerdo con estos cambios en las tasas de crecimiento. Un bebé necesita más calorías en relación con su talla de las que requiere un preescolar o un niño en edad escolar. Pero las necesidades de nutrientes se incrementan de nuevo a medida que se aproxima la adolescencia.2
Diversos factores como el ejercicio, el sueño y la nutrición afectan la velocidad de crecimiento de los niños prepuberales. El ejercicio y dormir lo suficiente ayudan a la salud de los infantes al prevenir la obesidad y estimular la liberación de hormonas de crecimiento.1
Nutrición y desnutrición
El estado nutricional se refiere a la condición física que presenta el niño como resultado del balance entre sus necesidades e ingesta de energía y nutrientes. Este se ve afectado por factores educativos de la familia, disponibilidad y acceso a los alimentos, nivel de ingreso y capacidad de aprovechamiento de alimentos por parte de su organismo, entre otros; una dieta equilibrada es un factor esencial del crecimiento.3
La desnutrición, por otro lado, puede causar problemas serios con el desarrollo intelectual en los niños. Por ejemplo, un niño con una alimentación deficiente puede sentirse cansado e incapaz de aprender en la escuela. Además, la desnutrición puede hacer que tenga mayor probabilidad de enfermarse y ausentarse de la escuela. El desayuno también es muy importante, ya que los niños pueden sentirse fatigados o desmotivados si no desayunan bien.2
La nutrición y el crecimiento
El crecimiento normal de la niñez es una expresión fundamental de su buena salud. La importancia de una nutrición óptima, particularmente durante el primer año de vida, favorece un adecuado neurodesarrollo en la primera infancia.3
De hecho, los hábitos alimentarios saludables deben comenzar durante la lactancia, lo cual puede ayudar a prevenir enfermedades tales como la hipertensión arterial y la obesidad.2 Incluso existe una asociación positiva entre la lactancia materna y el coeficiente intelectual, así como los logros académicos y adaptativos durante los primeros años de vida.3
La malnutrición puede afectar al niño de muchas maneras, entre sus manifestaciones se encuentran inadaptación (hiperactividad, hipoactividad, rebeldía), inapetencia, cansancio muscular, somnolencia, déficit de atención y problemas digestivos, con las consecuencias que estos problemas traen consigo.3
Consulte a su médico.
GCMA: PP-UNP-MEX-0774