16 de Junio, 2023
El envejecimiento es un proceso biológico complejo, determinado por características distintivas que se acumulan a lo largo del curso de la vida humana. Estos rasgos, y las interacciones complejas entre ellas, describen el proceso de envejecimiento y dan forma a su trayectoria dentro del individuo y al riesgo de enfermedad subsiguiente.1
Existe una variabilidad individual importante en el proceso de envejecimiento, razón por la cual algunas personas viven de forma independiente a los 90 años, mientras que otras necesitan ayuda en las rutinas diarias a una edad más temprana.1
Debido al número cada vez mayor de personas que alcanzan edades más avanzadas, identificar un período de vida libre de enfermedades se ha vuelto más esencial que encontrar los determinantes para una larga esperanza de vida. En cuanto a enfermedades relacionadas con la edad, nos concentramos en aquellas que la Organización Mundial de la Salud ha catalogado como las principales causas de muerte en la vejez, consideradas comúnmente como el final del período de salud.1
En general, las mujeres viven más que los hombres, lo que coincide con menores edades biológicas, pero existe una paradoja. Los hombres se desempeñan mejor en los exámenes de función física, mientras que las mujeres son más frágiles y tienen peor salud al final de la vida; no obstante, las mujeres viven más que los hombres.1
Estas diferencias pueden atribuirse a aspectos biológicos y socioculturales. Sin embargo, a pesar de la mejora de los sistemas de atención de la salud, las iniciativas de salud pública y una mayor conciencia sobre la salud, la llamada "brecha de género" persiste.1
Aunque hombres y mujeres presentan diferentes patrones específicos de enfermedad y expresión de factores de riesgo, muchas de los principales padecimientos relacionados con la edad van de la mano de la salud cardiovascular en ambos sexos.1
Es bien sabido que las mujeres premenopáusicas están relativamente protegidas de las manifestaciones cardio metabólicas más comunes, mientras que las mujeres posmenopáusicas no lo están. Esta observación se ha atribuido a los efectos beneficiosos de los estrógenos sobre las enfermedades cardiovasculares, el síndrome metabólico y la diabetes.1
Por otro lado, la mayoría de los cánceres tienen efectos aparentes diferenciados por sexo, incluso después de controlar los factores de riesgo y las diferencias de estilo de vida entre ellos. En general, los hombres tienen tasas de incidencia y de mortalidad más altas en la mayoría de los cánceres que no están relacionados con la reproducción.1
En un estudio que tenía como objetivo examinar –desde ambas perspectivas– las características específicas de género de la salud en la vejez, pese a que todos los participantes estuvieron de acuerdo en que los factores biológicos influyen en el envejecimiento, mujeres y hombres coincidieron en que la nutrición, el ejercicio y las actividades mentales juegan un papel importante.2
Algunas diferencias de género en salud y longevidad son prevenibles y modificables a través de intervenciones y, por lo tanto, pueden entenderse como desigualdades en salud que son “innecesarias, evitables e injustas” y requieren medidas correctivas.2
Dichas inequidades en salud entre mujeres y hombres son causadas por factores que se pueden mejorar. Estas determinantes modificables incluyen diferencias en los roles de género, los comportamientos de salud y la prestación de atención médica. Por lo tanto, existe la necesidad de intervenciones que impacten positivamente para crear una mayor equidad en salud.2
Consulte a su médico.
GCMA: PP-UNP-MEX-0765