23 de Noviembre, 2023
La resistencia a los antibióticos es hoy una de las mayores amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo.1
Los antibióticos son los medicamentos utilizados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas, y esta resistencia se produce cuando las bacterias (no los humanos y animales) mutan en respuesta al uso de los fármacos. Como consecuencia, estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones más difíciles de tratar y curar.1
Se considera a la resistencia a los antibióticos como un fenómeno natural, sin embargo, su uso indebido e indiscriminado ha acelerado el proceso a pasos agigantados. Por ejemplo, en países donde se carece de directrices terapéuticas reguladas, el personal sanitario y veterinario tiene tendencia a prescribirlos —y la población general a consumirlos— en exceso.1
La primera línea de defensa ante la resistencia microbiana está en nosotros. Todos podemos ayudar a combatirla, siguiendo unos simples pasos:
-
Tomar antibióticos únicamente cuando los prescriba un profesional de la salud certificado.
-
No pedir antibióticos a menos de que un médico diga que son necesarios.
-
Seguir siempre las instrucciones de los profesionales de la salud con respecto al uso de los antibióticos (dosis recomendada, duración del tratamiento, etc.).
-
No utilizar antibióticos sobrantes de otros tratamientos.
-
Prevenir las infecciones lavándose frecuentemente las manos, preparando los alimentos en condiciones higiénicas, evitando el contacto cercano con enfermos, adoptando medidas de protección en las relaciones sexuales y manteniendo las vacunas al día.1
No obstante, y pese a su contribución en la resistencia microbiana, los antibióticos son necesarios para garantizar la salud y bienestar de las personas en todo el mundo. Pero para usarlos con responsabilidad, primero hay que entenderlos y saber qué hacen y cómo funcionan. A continuación, te presentamos algunos mitos acerca de los antibióticos:
“Los antibióticos caros son los mejores”. Falso. Aún existen muchos medicamentos “tradicionales” y económicos que conservan su utilidad al combatir bacterias, por ejemplo, las penicilinas.2
“El antibiótico que elimina más bacterias es el mejor”. Falso. El cuerpo tiene una cantidad inmensa de bacterias que componen la “microbiota”, los cuales tienen funciones beneficiosas para las personas; si eliminamos todas las bacterias habrá un impacto negativo en nuestra salud.2
“Los antibióticos sirven para curar cualquier enfermedad”. Falso. Los antibióticos solamente curan infecciones de origen bacteriano, no curan las causadas por virus, parásitos u hongos.2
“La resistencia antimicrobiana es un problema solo para aquellas personas que toman antibióticos”. Falso. Cualquier persona y animal puede contraer una infección por una bacteria farmacorresistente, en cualquier momento de la vida y en cualquier lugar del mundo.2
Una variedad considerable de infecciones, como la neumonía, la tuberculosis, la septicemia, la gonorrea o las enfermedades de transmisión alimentaria, son cada vez más difíciles —y en ocasiones imposibles—de tratar, a medida que los antibióticos van perdiendo su eficacia. Si no se toman medidas urgentes, el mundo está en camino a una era post-antibióticos en la que muchas infecciones comunes y lesiones menores volverán a ser potencialmente mortales.1
Consulte a su médico.
Código GCMA: PP-ZYV-MEX-0156
