10 de Julio, 2024
Una enfermedad común que va en aumento
El dengue es una enfermedad febril que afecta a lactantes, niños y adultos,1 causada por la transmisión de uno de los cuatro virus relacionados (virus del dengue DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4) que circulan por toda América.1
Estos virus se transmiten a las personas por medio de la picadura de un mosquito de la especie Aedes (Ae. aegypti o Ae. albopictus) infectado, el cual también es responsable de transmitir los virus del Zika y el chikunguña, entre otros.2
Estos mosquitos generalmente ponen huevos cerca del agua estancada en recipientes como cubetas, tazones de agua para los animales, macetas y floreros.2
Panorama actual
2023 fue el año de mayor registro de casos de dengue en la región de las Américas, con un total de 4,565,911 infecciones, incluyendo 7,653 casos graves y 2,340 fallecidos. Actualmente, cerca de 500 millones de personas en el continente están en peligro de contraerlo.1
A nivel mundial, casi la mitad de la población —alrededor de cuatro mil millones de personas— vive en zonas con riesgo de dengue, pues la mayoría de las regiones tropicales y subtropicales del mundo están expuestas a esta enfermedad.2
El dengue tiene un comportamiento estacionario, es decir, en el hemisferio sur, los casos suelen ocurrir durante la primera mitad del año; en cambio, en el hemisferio norte, los contagios se dan sobre todo en la segunda mitad. Este patrón de comportamiento corresponde a los meses más cálidos y lluviosos.1
Contagios y más
Aproximadamente una de cada cuatro personas infectadas con dengue se enferma; asimismo, una persona puede contraer este virus múltiples veces en su vida. Las mujeres embarazadas ya contagiadas pueden pasarle el virus al feto durante el embarazo o alrededor del momento del parto. Además, en raras ocasiones, el dengue puede transmitirse por medio de una transfusión de sangre, un trasplante de órganos o lesiones causadas por una aguja.2
La infección del dengue puede ser asintomática o cursar con manifestaciones1 leves o graves. El dengue grave (que es más común si ya se ha tenido una infección previa) puede poner la vida en peligro en unas pocas horas y a menudo requiere hospitalización. Los bebés y las mujeres embarazadas tienen mayor riesgo de presentar dengue grave.2
En el dengue leve, lo más común es presentar fiebre, náusea, vómito, sarpullido, molestias y dolores (en los ojos, detrás de los ojos, muscular, en articulaciones o huesos). Por otro lado, en casos de dengue grave, los signos de advertencia generalmente comienzan en las 24 a 48 horas después de que ha desaparecido la fiebre. Estos incluyen:2
- dolor o sensibilidad en el estómago;
- vómito (al menos tres veces en 24 horas);
- sangrado por la nariz o las encías;
- vómito con sangre o sangre en las heces;
- sensación de cansancio, inquietud o irritabilidad.
Prevenir es cuidar
Para prevenir la infección de dengue, lo principal es protegerse y evitar la picadura de mosquitos. Esto se puede hacer de varias formas:2
- Usar repelente de insectos.
- Se recomienda vestir con ropa holgada, camisas de manga larga y pantalones largos, preferiblemente artículos previamente tratados con repelente.
- Colocar mallas o mosquiteros en ventanas y puertas.
- Vaciar, limpiar o tirar cualquier elemento que acumule agua como neumáticos, cubetas, macetas, juguetes, piscinas, bebederos de aves, platos de macetas y contenedores de basura, al menos una vez a la semana.
No existe un medicamento específico para tratar el dengue.1 Por lo tanto, en caso de presentar cualquier síntoma de los antes mencionados, lo más recomendable es consultar de inmediato a un proveedor de atención médica o acudir a la sala de emergencias.2
Consulte a su médico.
GCMA: PP-UNP-MEX-1498